Tiffany Robinson Rojas
Confianza
La persona en la que se confía o figura de apego es necesaria en el desarrollo de la confianza ya que proporciona una base segura desde la cual operar. Todos los seres humanos tenemos la necesidad de una base segura, sin embargo en los primeros años de vida, esta base es vital para el desarrollo.
Personalidad
La confianza influye en la personalidad. El desarrollo de la personalidad está influida por 2 condiciones básicas:
Condición externa: La figura de apego digna de confianza que proporcione la base segura requerida en cada etapa de la vida.
Condición interna: La capacidad de reconocer a la persona digna de confianza y establecer una relación con dicha persona.
Ambas condiciones se dan en la familia en los primeros años de vida, por esto la familia es un pilar en el desarrollo de la personalidad. Las relaciones de confianza deben persistir temporalmente. La estabilidad de las relaciones de confianza generan seguridad, sin embargo la amenaza de ruptura genera ansiedad y pesadumbre.
La personalidad sana se desarrolla cuando existen estos 3 aspectos:
Equilibrio entre iniciativa y confianza en sí mismos y capacidad para buscar ayuda y hacer uso de ella cuando se requiere.
Crianza dentro de una familia unida con padres de apoyo y ánimo incondicional.
La familia como red social estable, en donde el niño o niña aprende a establecer relaciones sociales.
Cuando los bebés empiezan a desplazarse por sí mismos y cuentan con un apego seguro con su madre, tienden a realizar caminatas exploratorias y luego vuelven a su madre. En niños y niñas con madres ausentes estas caminatas disminuyen ya que no tienen la certeza de poder volver a su base segura. Esto genera inseguridad en los bebés. El desarrollo de la autoconfianza está directamente relacionado con una actitud de respuesta sensible, positiva y accesible de los padres.
Desconfianza
La primera de las 8 etapas del desarrollo psicosocial propuestas por Erikson (1950) es la de confianza básica frente a desconfianza básica. Esta etapa se da aproximadamente en los primeros 18 meses. En este periodo los bebés desarrollan un sentido que les permite detectar el nivel de confiabilidad de las personas y los objetos de su mundo. Los niños necesitan desarrollar un equilibrio entre la confianza (para formar relaciones íntimas) y la desconfianza (para protegerse).
Si predomina la confianza los niños y niñas desarrollan la virtud de la esperanza: creencia de que pueden satisfacer sus necesidades y cumplir sus deseos. Si predomina la desconfianza los niños y niñas verán al mundo como un lugar poco amistoso e impredecible y les resultará difícil establecer relaciones. El elemento crucial para el desarrollo de la confianza es un cuidador delicado, sensible y constante.
Referencias bibliográficas:
-Papalia, D. Dusking, R. Martorell, G. (2012). Desarrollo Humano. México.
-Bowlby, J. (2014). Vínculos afectivos: formación, desarrollo y pérdida (6a.ed) Ediciones Morata.
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